En el Estado norteamericano de Utah, la Ley HB 400, titulada Blood Transfusion Amendments, entra en vigor el 7 de mayo de 2025. La ley establece que los proveedores de salud no puedan rechazar a un paciente que desee usar su propia sangre o elegir a su donante, salvo en casos de emergencia. Esta iniciativa responde a solicitudes de pacientes que han tenido dificultades para acceder a donaciones dirigidas, en particular durante la pandemia, cuando aumentó la desconfianza hacia la sangre de donantes inyectados con medicamentos autorizados con carácter provisional para luchar contra el COVID-19.
La ley flexibiliza las normas sobre transfusiones permitiendo una mayor autonomía al paciente en la elección del origen de la sangre, lo que permitiría rechazar la de personas vacunadas contra COVID-19. La Cruz Roja de Estados Unidos recomienda esperar un tiempo tras ciertas vacunas, pero no de forma específica en relación con medicamentos presentados como vacunas contra Covid 19.
El texto otorgaría inmunidad de responsabilidad a los proveedores y centros de atención médica por lesiones, daños o fallecimiento de un paciente que se produzcan en relación con una transfusión de hemoderivado proporcionada por el paciente, salvo en casos de negligencia grave.
En relación con el consentimiento informado, se requerirá que los centros de salud proporcionen información clara y completa sobre las opciones disponibles, así como los riesgos asociados con la elección de transfusiones de sangre.
La ley prescribe que la sangre no utilizada de pacientes o donantes designados puede ser donada a bancos comunitarios o destruida, según corresponda.
La patrocinadora principal, la representante Kristen Chevrier, ha declarado que la ley busca dar autonomía a los pacientes para elegir donantes en quienes confían, en contraste con los bancos de sangre comunitarios que no revelan el historial médico de los donantes.
La ley responde a demandas de pacientes que desean mayor autonomía en sus decisiones médicas, especialmente para evitar transfusiones con sangre de donantes inyectados con medicamentos diseñados para luchar contra COVID-19, debido a preocupaciones personales sobre posibles efectos secundarios.